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Buscando Rodadero 2 de junio

Lo más doloroso que puede haber en el mundo…

Yo considero que en el mundo, no hay nada más doloroso para los padres, que la muerte de su hijo o hija…

El pasado miércoles por la tarde falleció mi amada sobri-na Lizbeth Viridiana Noriega Franco, hija de mi hermano Pancho y su esposa Celsa. Una niña tan hermosa de sentimientos, alma, corazón y con una gran inteligencia, talento y ternura, que nos sorprendía a todos…

Desde que nació hace 32 años, “La Vivi”, como cariñosamente le decíamos, tenía una infancia feliz, normal, pero a los 9 años de edad, se enfermó de un mal llamado esclerodermia, una enfermedad que generalmente se da en adultos mayores de 60 años. Ella a los 9 añitos empezó a padecerla y aguantó tanto sufrimiento y dolor, hasta que su cuerpo no pudo más… Ella misma nos decía, últimamente que ya estaba muy cansada, que ya se quería ir… y así fue. Sus padres y hermanos y toda la familia estamos destrozados y sufriendo, pero especialmente sus papás y sus tres hermanos: “Cisco”, Adán y Ernesto.

Era la única niña de la casa, la “chipilona” y es muy duro ver partir para siempre y no verla nunca más físicamente, pero queda en nuestra alma y corazón su bello recuerdo y su gran ejemplo de cómo afrontar la adversidad….

 Vivi supo afrontar su enfermedad con entereza desde pequeña, 23 años de sufrimiento y dolor y a veces tenía descanso o quién sabe, solamente ella sabe lo que sentía, pero se aguantó como las buenas, por eso le decíamos nuestra pequeña y gran guerrera, nos levantaba el ánimo a todos y era nuestra fuente de inspiración cuando nosotros que nos decimos normales nos quejamos de cosas que comparadas con lo que ella sufría, son banales o simples.

23 años de casi todos los días tener tratamientos especiales, inyecciones, medicinas, días en que no podía levantarse de la cama, ni caminar, ni moverse.. y ella, sin embargo, entera, firme, sonreía y bromeaba y hasta carrilla nos daba… y era buena para eso…. ¡Ah que Vivis!..

Este mal no permite que el cuerpo se desarrolle normalmente y ataca todos los órganos, los huesos, la piel, los nervios, la sangre, en fin, todo… y nadie sabe lo que la causa y no hay cura para eso. El pronóstico de vida que le dieron los expertos, era de solamente 3 años máximo y Gracias a Dios, se las prestó a sus padres 23 años más…y hoy será sepultada y despedida como una gran guerrera que fue en vida.. la verdad, si a mí que soy su tío me parte el alma, no quiero imaginar el dolor que están sufriendo sus padres y sus hermanos…

 La muerte de un hijo deja una huella de dolor, que por siempre estará grabada en el corazón de sus padres. Una parte de ellos se va junto a su hijo mientras que el futuro cambia para siempre. No sólo pierden su presencia física sino también todos los sueños, proyectos y expectativas que tenían en mente desde antes que naciera. Es que esta muerte va en contra del orden natural de la vida. Por eso, su muerte lleva a transitar una crisis vital profunda en la que todos los principios filosóficos, espirituales y sistema de valores que hasta entonces te guiaban quedan en jaque. Los padres se cuestionan si la vida tendrá algún sentido y se preguntan: “¿Cómo voy a hacer para sobrevivir al dolor de su ausencia?”.

Desde que somos pequeños jugamos y fantaseamos con la idea de ser padres. Sin embargo, sólo cuando llega un hijo a nuestra vida es que comprendemos el amor profun-do que nos unirá por siempre a nuestro hijo o hija… más allá de cualquier distancia, tiempo o adversidad se construye un vínculo que transforma de un modo irreversible ese mundo en el que te encontrabas hasta ahora.

Cuando un hijo muere, ese mundo que hemos construido en nuestra mente se destruye, los padres quedan absolutamente desorientados y entumecidos frente a la nueva realidad. Es que el orden natural de la vida nos dice que los hijos no deben morir antes que los padresdebemos ver a nuestros hijos crecer, estudiar y formar su propia familia. Es por eso que la muerte de un hijo resulta tan incomprensible, su ausencia física implica la pérdida del futuro, de sueños y de esperanzas generando un dolor tan profundo que no puede expresarse con palabras…

La muerte de un hijo es una pérdida significativa y perma-nente y el gran desafío para los padres en duelo es aprender a sobrellevar el dolor de esta ausencia, obligándolos a repensar sus prioridades… El sentido de vida que hasta ahora los guiaba, se ha destruido, por lo que lentamente deben recoger los pedazos de esta vida que ha sido destro-zada para encontrar nuevas fortalezas que les permitan construir un nuevo propósito. Sin embargo ya nunca nada será igual… Y la mejor manera de honrar la memoria de ella es volviendo a participar de la vida, reconociendo la maravillosa oportunidad que les dio de compartir 32 años con su niña Vivi…..

Sé que es muy difícil, pero Pancho y Celsa deben procurar ser pacientes con estas emociones.

Cada uno de los momentos que compartieron con ella, vivirán por siempre en sus corazones, después de todo, fue ella quien los enseñó sobre este amor incomparable que formará parte de ellos éternamente…

Ellos le brindaron el amor y cuidados desde que nació, y todos los días la vieron reír, llorar, sufrir, cantar, divertirse, bromear….. y a veces, quererse morir, porque decía que ya estaba cansada… que no aguantaba más…

Y es que nadie, nadie puede realmente comprender la magnitud del dolor que deja la muerte de un hijo…, hasta sentirla en carne propia…

Descansa en paz mi Vivi hermosa, linda niña, que robaste nuestros corazones todo este tiempo que tuvimos la dicha y fortuna de convivir contigo… lloramos tu partida y sabemos que ya estás con tu abuelito Chery Noriega y con tu abuelita Lorenia Campbell viuda de Franco, que te recibieron con los brazos abiertos y te cuidarán eternamente, hasta que algún día vuelvas a ver a tus padres, a tus hermanos y a todos nosotros y la familia se reúna de nuevo, para escucharte cantar, reír y gozar y, nunca más sufrir. Descansa en paz Vivi, siempre estarás aquí aunque físicamente te haya tocado la hora de partir y de reunirte con Dios, pues desde que naciste fuiste un ángel… y por eso mereces el cielo y estar al lado del Creador…. No te digo adiós… sino hasta luego…. TE AMAMOS…

Vivi, sin ti, la familia Noriega Franco, queda con un gran dolor… pero desde el cielo tú los cuidarás….

 

Para terminar, publico una carta que Dios envía a los padres que pierden a un hijo o una hija, en este caso la adecué para mi hermano, mi cuñada y mi sobrina Vivis..

Te prestaré por un tiempo a una hija‏‏:

Y el señor dijo: Te prestaré una hija mía… Para que la ames mientras viva.. Podrá ser un mes, seis meses, siete años, diez, treinta años o más tiempo…, hasta que la llame…… ¿Podrás cuidarla?…

Quiero que aprenda a vivir, he buscado un maestro y te elegido a ti… ¿Le enseñarás?…

  No te ofrezco que se quedará contigo, sólo te la presto, por un tiempo…. Porque lo que va a la tierra, a mi regresa.

 Ella dará la ternura, la alegría y todo el amor de su juventud. Y el día que la llame, tú no llorarás, ni me odiarás por regresarla conmigo…

  Su ausencia corporal quedará compensada, con los muchos y muy agradables recuerdos, y con ello tu luto será más llevadero y habrás de decir con agradecida humildad: “Hágase Señor, tu voluntad”…..

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