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Intramuros 9 de Junio

A Manuelito González Q. y Doña, dueña única con todo mi afecto.

Ni pa’ quÉ “enojalos”, queridos carnales y amigos finos, como lo había previsto la intelectualidad na-tiva y el pueblo progresista mexicano: despertamos y vimos las tarántulas mexiquenses prevalecían con toda la fe puesta en Diosito santo sacramentado, esperemos seguir “resoyando” para presenciar la asunción de Alfredito Del Mazo (tataranieto) a la gubernatura, desde Toluca 2030-2036. Pero, pos sí, ¿por qué no? Viva la leandrada del PRI!

Mejor otro patín, recordando a Marcos Núñez, andaba en la “Tusa”, Az, tendido sobre lo de él, un picahielo del año, sin llaves encenderlo y hasta Culiacán, Sinaloa, donde al chas-chas le chillaban 1000 dólares. Condición única fuera último modelo y caja corta. En “Sinalolla” les podrá haber faltado todo, menos numerario. En lo que se hacía tarde tras haber ubicado una unidad soñada, fue a ver un encuentro de softbol femenil entre una escuadra local y un team de jugadoras superiores que itineraban por la Unión Americana.

“Que clase de peloteras, pero que piernotas, parecían tornadas a máquina, máquinas ellas para jugar. Zoom, zumbaban la bola, pero bateando, fildeando, corriendo una por una las bases! Cajeta pura!!. Todavía venían volándole las greñitas contra matándose por ponerse en suelo mexicano en el pick up hurtado, para coraje de los aseguradores contra robos y siniestros y aún embelesaba con las rucas perronas que blanquearon al seleccionado tucsonense 6-0. “Me hubiera retratado con ellas”. Cauto como experimentado robacoches pensó tomarse con ellas una foto, pero desistió, pese a entusiasmar con todo lo que a soft olisqueé. Se metió por nuestro Agua Prietita del cucharón y haciendo rooaarr el vehículo se puso en la perla de humaya, donde le chillaron dólar sobre dólar. Estando ya en su casa en Santa Ana, sano y salvo una tarde suena el teléfono, atiende, se trata de Adalberto “Pelón” Rosas de Cd. Obregón, cuate suyo y seleccionado nacional de softbol mexicano como él, le ha-bla para saludarlo e invitarlo a concentrar con la selección nacional en Hermosillo para enfrentar en amistoso encuentro a un equipo de viejas de USA, dentro de unos días.

La Selección Mexicana traía como base Sonora, campeón nacional arrebiatado, época dorada del softbol sonorense: Zuzuki (CO), J.A. Chan, Eugenio Claire, Pepe Oloño, Héctor Barnetche (CO), Tito Florencia (Poza Rica, Ver.).

Capturaron tercer lugar en el Mundial de Manila en los inicios de los 70s, pero el mundialista y as robacoches de Santa Ana objetó paro, adujo pretexto a modo “El Pelón” no se las oliera. Todo ok, él no asistiría a la masacre. “Ni el Tito para a esas mujeres”. Pitcher abridor, estrella, él también, lo mejor que yo había visto, le zacateó al parche del ridículo machista. No se equivocó el artífice mundialista y as robacoches entre otras “virtudes”, (muy quemador mi compa EPD). Las gringuitas y prietitas le cerraron el juego al súper escuadrón mexicano. Luego, días después Marcos Núñez le habla a Rosas, quien también era pitcher y a él mandaban de receptor a atajarle los balazos cuando pichaba con voz intentando inocencia le saluda y pregunta cómo les fue con las “viejas”, bien cerebral “El Pelón” Rosas le ma-licia y contesta: “Chingatumadre wei.!!”

Este jale reciclado y todo se lo dedico igual a Ernesto “El Sahuaro” Luzanía, a su carnal “Chino”, a Vicky Machado y Mario Velázquez que lo conocieron y enfrentaron, a Mario “Caballo” Ramírez que fue compañero apoyándolo con trallazo por encima de la barda left-center en un juego de campeonato Rieleros-Caterpillar en el ya muy legendario estadio Club de Leones, hace buen rato carnales, verde que aún estaba nuestro ranchito…!!!

Palomos al margen…

Oigan ávidos lectores ya mero me les rajo, qué tal si dejamos la continuidad pa lotra?. Bueno pues. En anti-apoyo al pendejazo de Juan Zepeda el “próximo” presidente de Mé-xico postulado por el PRD pal 18, es que hay entes venidas a no hacer pero ni dejar ser. Anticristóbales los güeyes!.

Vámonos entonces, en el número anterior nos quedamos en donde los culeros al punto decidido de infringir las leyes de Diosito y terrenal se encuentran en el redondel de la estación de los buses donde según ella quedó encampanada, la auxilia levantándola pa’ conducirla a casa. Ella luego se fija en vez de darle hacia el sur enfila norte alejando de la co-lonia donde ella vive; donde ahorita su sagrado y afanador esposo le cae a pata tirante, soñando es el rey. Allá van dándole al empate de las sicologías en tan rico y sin igual instante, identificándose, cubiertos sólo por ligero velo de recato. Detente momentánea, sabroso frenillo que solito se va soltando hasta que: “La neta, Tichi, tu nunca me has dado lugar pero me gustas mucho mucho”. Ella con todo lo mujer de su lado le da cuerda. El tipo agarra vuelo reseñándole con mortificada pasión durante el trayecto a levantarla ha venido peleándola, ¿cómo le hago, cómo le canto?  ¡Ella no me da motivo!… Ya se han retirado muchos kms del pueblito, pasan de las 11 de la noche, poco tráfico en esa hora, lo cual ofrece un más acentuado clima de lejanía, oscuridad, soledad. Bien viva la diabla inspira en lo solitario lóbrego del páramo: “Serías capaz de dejarme abandonada aquí, si yo no accediera a tus propósitos?”. El galán, listo como establecimos capta el código cifrado respondien-do: “Por Dios santito que sí, Tichi”. Ella se queda muy seria pa’ luego expresarle como entre alarmada y resignada y con cierta dosis de emoción: “Ay no, vamos pues.!!”.

Leandrota que es de pura cepa, podría aseverarse puta su peso en oro. Arriban al motel de esos de pasón rozón, fría en el comportamiento, muy natural le indica debe pasar al baño, de donde emerge sólo de blusa oscura y rojo calzón, donde se ha dado “una lavadita”, recostado la espera, abrazan y acuestan a hacer lo que había que hacer.

Con sus manonas le arranca la famosa pantaleta, maniaco la huele aspirándola profundo, la coge con tal virilidad y po-tencia como si a doble hombre. La chiva (heroína) le inhibe nunca la erección, sí el desafane del esperma, requiere de enorme concentración el heroinómano para eyacular, que puede retardar más allá de una hora, eso cuando bien va, créanlo!. Hoy “sólo” le lleva 40 minutos alcanzar clímax en el primer tiro, porque del segundo mejor no hablamos, la droga, dijimos, no perturba la erección, siempre como rifle, cumple con obstinada, prolongada gallardía pero nomás no se viene, mientras la receptora banquetea eso sí hasta enfadar, feliche la pécora..!!

-Ya mijo, es tarde!

-No me desconcentres!

Chueco o derecho, que entre el que se dieron, ganotas que se traían! Tan luego le sacara colorada pantaleta, inserción hasta jon. La muchacha de 31 nomás tosió cuando don falo irrumpió violento cof-cof, sin miramiento, sin delicadeza, había que tomar la ciudadela a sangre y fuego. Ella tan glo-tona de suyo hoy quedaría satisfecha, no se le rajó al persistente dale que dale aunque: “Mijito te digo que ya, por favor, me lele tantito”. 

Después de dos orgasmos ella no cesó el remolino pélvico hasta que logró traerse al “marihuano” tardón (heroinóma-no), inundándose de la súper descarga casi 50 minutos later.

Huelga, sobrado decir quedaron extenuados, exangües, tras la megatónica sesión mecánico-espiritual. Luego despuesito ella, tras el lapso sedoso del evento por encima de la penita, arrepentimiento normal, la Tichi campeona y antipoética le suelta inesperado sablecito: “No podrás facilitarme 30 dó-lares?”. Después de ese encuentro armagedónico él siempre repelará: “Nada de amor, me cobras todo el tiempo tus servicios..”.

“A quién más le voy a pedir?…, el otro está ganando muy poco por ahora…”.

Y como decimos los escritores chafas, colorín collollallo, éste cuento no ha acabado. (Continuará).

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