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Oh Témpore 22 abril

La Historia del Beisbol en AP

(Tercera Parte)

Hoy echaremos mano de los recuerdos de nuestro gran amigo Raúl Díaz y Félix quien por los años 1944 y 1945 fungió como presidente de un tremendo equipo de beisbol de nombre Indios de Agua Prieta, el cual se dio a la tarea de formar contando con la decidida e importante colaboración de Francisco “El Gordo” Blaine, equipo en el cual militaron jóvenes deportistas que poseían un mundo de facultades para la práctica del deporte de los bats y las pelotas.

Don Raúl relató la interesante historia del beisbol que se jugaba en los años 40’s del siglo pasado, lo que a continuación nuestros lectores van a leer y seguramente van a recordar a sus padres, abuelos y bisabuelos:

“El equipo Indios empezó teniendo en sus filas a peloteros de la talla de Benjamín “Chemín” Valenzuela, José “El Yaqui” Hunt, Ignacio “Chango” Flores, Horacio “El Chivo” Tapia, Filomeno Sánchez y Roberto Saldate, entre otros, a los que se agregaron como refuerzos procedentes de otras escuadras: Jesús “Güero Luchas” Amaya, Benjamín “Postema” Flores, Alejandro “El Chapulín” Cruz, Antonio “Tony” Cruz, José “Chichí” Green, Carmelo “Melo” Green, José Luis “El Chato” Chin, Rubén “Pecas” Gómez, Enrique Trujillo, José “El Troque” Acuña, Joaquín “El Zurdo” Mange, “Ramón “El Tripa” Marín, Miguel “Siete Curvas” Cuen, Antony “Tony” Acuña, Miguel “Bachas” Samaniego, Francisco “Quico” Carranza y Luis Gutiérrez.

En aquel entonces los primeros juegos se realizaban en un campo llanero ubicado en el Barrio del Ferrocarril, entre las calles 4 y 5, en el cual se libraron mil batallas y al que acudían los aficionados sin importarles el quemante sol de los meses de verano, pues gradas de dónde, al cual la misma afición decidió se le pusiera el nombre de nuestra leyenda viviente del beisbol aguapretense, sonorense y mexicano el legendario pitcher Manuel “Barbitas” Acuña, lo cual fue oficializado en una breve ceremonia. Años después el campo desapareció al construirse otros estadios, a los que se les pusieron otros nombres y es hora de que un grande entre los grandes como “Barbitas” Acuña sigue siendo ignorado respecto a que un campo de beisbol lleve su nombre.

Recuerdo que cuando ya quedó listo el citado campo, uno de los primeros que ahí llevamos a cabo Los Indios fue contra el equipo Cruz Blanca, el cual estaba confor-mado por quienes fueron los pioneros del beisbol en el Barrio del Ferrocarril, Julián, Gabriel y Francisco Figueroa, conocidos como “Los Chapitos” Figueroa.

Albañiles de clase y profesión, el partido fue todo un desastre en lo que se refiere a las carreras anotadas, cosa lógica por ser los primeros juegos y claro como siempre se empieza a observar y calificar la forma en que cada elemento se desempeña en su posición.

Así seguimos llevando a cabo varios partidos que más que bien nos servían de entrenamiento para agarrar con-dición, lo que dio lugar a que se alborotara la bitachera, siendo así como los empleados de la empresa Sonora Flour Mills que luego pasó a llamarse Molino Harinero de calle 6 avenida 2, se calentaron y formaron otro equipo con el nombre de Reyes y Cia del cual era manejador y también pitcher estrella Arturo Yáñez, mejor conocido como “El Abulón”, hijo del famoso compositor del corrido Leonardo Yáñez “El Nano”.

 Contra ese equipo también nos aventamos algunos par-tidos, mismos que por la novatez de los jugadores los marcadores resultaban muy abultados aparte de lo disparejos, lo que en verdad no importaba gran cosa pues la meta era impulsar el deporte y a la vez que los peloteros fueran cuajando poco a poco.

Lo mejor de todo fue que pronto se corrió la voz de los juegos domingueros, por lo que allá en Fronteras, Sonora, donde también practicaban el beisbol en forma llanera, supieron que en Agua Prieta había “un tiro”, tal y como decían ellos, donde metían muchas carreras y pa’ más que pronto aventaron una “reta” pidiendo que Los Indios fuéramos el equipo visitante, así que imagínense nuestros amables lectores, en aquellos años que los automóviles se podían contar con los dedos de la mano, lo problemático que era hacer el viaje a tal o cual pueblo sólo para jugar beisbol, pero de cualquier manera la reta estaba echada y para demostrar que teníamos ganas de jugar aceptamos y allá vamos, nos aventamos dos partidos que ganamos con abultado marcador, lo que nos valió para que los Hermanos Barrera, que eran los propietarios de un molino harinero en esa población y aparte los manejadores del equipo, al comprobar que efectivamente nuestro equipo era “un tiro”, simple y sencillamente ya no quisieron pagar la visita.

Para ese entonces ya Los Indios se estaban organizado mejor, pero como siempre tiene que existir un pero que todo lo echa a perder cuando mete la cola el chamuco, el tremendo problema que enfrentábamos consistía en que sábado a sábado por la noche a toda la tribu le encantaba gozar de la mexicana alegría, por lo que Pancho Blaine y un servidor nos dábamos a la tarea de ir a los centros de baile a sacar a nuestros peloteros, ya que el domingo tenían que jugar doble juego empezando el de la mañana a las 10:30 y el de la tarde a las 3:30 y claro que no era muy fácil sacarlos y menos cuando andaban de enamorados quedando bien con alguna chamacona, por lo que al tratar de hacerles entender que era hora de irse a dormir, ellos nos contestaban: “No se enoje jefe, pues ya sabe que desveladitos jugamos mejor…!!”.

  Algo más absurdo no podía escuchar, pero ni modo, todo parecía indicar que en plena juventud una desvelada más una desvelada menos, otro día en el campo andaban más frescos que una lechuga, pero de cualquier manera nuestra meta era seguir adelante y buscando la manera de mejorar, por eso a través de los días íbamos escogiendo elementos mejores y dando de baja a aquellos que daban menos rendimiento, por lo que ya nuestros Indios empezaron a sonar bastante fuerte, quizás por eso el profesor Luis Leyva Soto, que por esos años era el manejador del equipo de la Escuela Secundaria Plu-tarco Elías Calles, nos invitó a llevar a cabo una serie de 2 juegos contra su escuadra, la cual no obstante estar integrada por puros jovencitos secundarianos era de cui-dado, reto que desde luego aceptamos pues nos serviría para calar la calidad de juego, así que se hizo la machaca, por lo cual los integrantes de Los Indios sabedores que al frente no iban a tener una perita en dulce pues era reconocida la calidad del beisbol que jugaban los chamacos de la ESPEC, ensayaron toda la semana y como si hubiera sucedido un milagro por primera vez ni Blaine ni yo tuvimos que andarlos sacando del baile, todos se fueron a dormir tempranito y así se llegó el domingo y el primer juego a las 10:30 horas, por lo cual el profe Leyva para asegurar mandó a la loma de los disparos a su mejor pitcher, el jovencito José María “Chémali” Montaño Terán.

Nuestro equipo Indios tuvo también entre sus rivales más acérrimos a otra escuadra que se llamó Jaripeos y Deportes, con la cual sostuvo muy interesantes duelos de poder a poder. Años después los peloteros se fueron a otros equipos de la Liga Municipal, pero ahí quedó para la historia del deporte en Agua Prieta la trayectoria y andanzas de Los Indios, que hicieron época y fama en la pelota local en los años 40’s y todavía hay recuerdos de ellos no obstante haber transcurrido 76 años… ¡¡Ooh Teeempore..!!, Oooh Teemporeee…!!  

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