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Ensalada de Letras 24 de Febrero

Carta a la Dra. “Esternón”

Pues bien doctorcita Esternón, proseguiré mi cartita que le envío con toda la fe del mundo, en espera del consejo anhelado que lleve a mi alma un remanso de calma, ya que ando más lurias que un satélite ruso, dando vueltas a lo pendejo alrededor de la tierra.

Por eso proseguiré en cuando trabajaba en el correo, me hicieron manita de cochi para que firmara mi renuncia, no quedándome de otra que irme a la aventura agarrando monte primero pa Ciudad Obregón donde en verdad por estar clasificado como pendejo triple, ah pues como que valí poco menos que una triste y celestial chingada, por lo cual por no aguantar el ayuno constante me retaché de bolonia. Ya al rato allá te voy pa’ Mexicali, donde también me la pelé pues ahí ni como mojado la hice, así que ya encarrerado como el ratón cogí rumbo hacia Tecate, donde estaba recién estrenada la planta cervecera, ahí me la pelé de nuevo, de tal manera que seguí de frente como el caballo blanco, pasando en Tijuana unos días y de ahí seguir hasta Ensenada.

¿Qué cómo le hacía para pasarla sin comer y para hacer la meme? Eso sí Doctorcita, le aseguro que sólo Dios lo sabe. Varias ocasiones logré colarme a los Unites States en donde tardaba más en colarme en que los gringos sa-carme en chinga y vaya en que ya a manera de despedida darme la clásica patada fundillera sello inconfundible de la migra tejana.

Ante tanto fracaso, decidí retacharme a mi Agua Prieta lindo y querido, lo curioso estuvo en que dado que mi padre era carpintero, pero había emigrado Estados Unidos, aprovechando su herramienta y sin saber lo que era un pinche barrote de 2×4, por mis meros y prietos güe-botes me atreví a instalar un taller de carpintería, eso sí, haciendo cagadero y medio. De ahí se dio que mis clientes dieran en llamarme “El Pendejo Radioactivo” puesto que toda obra de carpintería que tocaba, de inmediato la mandaba a la chingada..!!.

Así pues ya en terreno, se me calentó la ampolla para participar como pinche “palero” en todas las campañas políticas ayudando a los candidatos a mediante mentiras encandilar al pueblo. Claro que lo hacía con la intención que la revolución me hiciera justicia tanto a mi como a mi olvidado barrio, siendo cuando pensé que al fin amarraría Cananea, cuando el químico Adalberto Bernal salió electo presidente, sólo que para mi mala suerte se coló en su equipo un tipo amargado quien fungió como síndico municipal, mismo que ni me ha ni lo he podido ver ni pinto, tan fue así que por andar sobrado de dinero, un día me acerqué al químico a pedirle chamba, siendo aceptado, por lo cual pronto me extendió nombramiento como inspector de obras públicas y dijo que me presentara con quien sería mi jefe, siendo él la querida per-sona del Lic. Girón o sea el síndico, quien en cuanto llegué y me presenté ante él, en la forma más despectiva me dijo casi gritando: “¿Y usted qué quiere aquí?”.

Y le contesté: “Pues vengo a presentarme como inspector de obras públicas”.

No bien se lo dije, éste me gritó: “Usted aquí no entra, usted aquí no es nada..!!”.

Claro que la bilirrubina se me subió a la chompa, por lo que le pedí el nombramiento que tenía en sus manos y al tiempo que empecé a romperlo en mil pedazos le dije:

“Pues usted, nombramiento y su pinchi sindicatura va-yan mucho a chingar a la más molacha de su casa!!”, y le aventé con los trozos de papel y de inmediato salí en chinga a perderme.

Ya después meditando llegué a la conclusión de que al químico Bernal tal como le han gustado las bromas y al mismo tiempo sabía que Girón y yo no nos podíamos ver ni en pintura, aprovechó la recta y para no quedar mal conmigo al negarme el trabajo, así sin mandarme directamente por un tubo, una vez que me dio el nombramiento en cuanto salí le habló por teléfono a Girón y le dijo: “Hay te mando a tu querido amigo, ya sabrás que hacer con él..!!”.

Así pues doctorcita, terminó tanta lambisconeada que en pro del químico hice en su campaña, siendo después que medio adolorido y acomplejado y con ganas de amanármela me arrimé a cierto periodista quien me per-mitió escribir una sarta de pendejadas en una columna llamada “Abecedario Vacilonímico” y lo firmaba con el pseudónimo de “Aquiles Pico”. Pero no duré mucho ahí pues el director, pa’ más que pronto me bautizó con el remoquete del “Pendejo Lírico”, alegando que no sa-bía leer menos escribir, por lo cual era pendejo de oído, lírico pues. Así que salí de ahí como pedo de señorita, pero tocóme en suerte que por esos días al griego Luis Pericles Drabos, tal como lo mientan en su corrido, a éste se le calentó la ampolla y con ganas de hacer algo muy grande por esta Agua Prieta, se aventó como candidato en busca de la presidencia municipal y de nuevo en busca que la pinche revolución me hiciera justicia me le colé en la campaña, buscando el que una vez con el triunfo en la bolsa buscar el colarme dentro del grupo de colaboradores o del gabinete, al menos de perdida como bufón, o bien como asesor, cosa que no logré puesto que se rodeó de puros intelectuales, rechazándome ante el temor que lo contagiara, pues me acusó de ser “Pendejo Autónomo” ya que realizo unas auténticas y reales pen-dejadas, eso sin consultar a nadie…!!!

Y vaya que también en esta lambisconeada política me salió el tiro por la culata y verá por qué doctorcita, pues resulta que al químico Bernal cuando su administración le dio una beca a mi hijo que estudiaba en el Cobach de Hermosillo, Sonora y en esta ocasión el griego Pericles como pago a mi lambisconeada en su campaña política, creo que a los 3 días de haber tomado posesión me hizo saber que por carecer de fondos cancelaba la beca de mi hijo. ¿Cómo la ve desde ahi doctorcita?..

Ya poco decepcionado le pegué de nuevo al periodismo dentro del cual a manera de venganza china agarré pleito cerrado con los síndicos habidos y por haber, siendo en este caso don Virgilio Guajardo, inventor del bonito color conocido como Amarillo Guajardo.

Ya pa la siguiente administración la agarré de nuevo con el síndico Jesús del Rincón a quien le acomodaron el remoquete de “El Tordillo Percherón”, lo que claro valió para que mi jefe o sea el director del periódico me rindiera un más que justo homenaje para entregarme dos sendas medallas, una por pendejo y la otra por si la pri-mera se me perdiera, pos corría peligro que en caso que se me perdieran ambas dos, podía quedar como pendejo al garete, completamente desorientado, que en verdad es como hasta la fecha me encuentro, pus la mera neta lo es que no sé qué tengo, qué quiero, qué busco, ni qué hago, pues soy pendejo entero, doctorcita…

Por ello le escribo buscando que con sus sabios consejos me ayude a ubicarme donde en verdad me corresponda.  Y claro, al mismo tiempo encontrarme a mi mismo y por aparte quiero que me desengañe si en la pasada campaña política que anduve de culopronto voy a lograr un hueso chingón, o bien los próximos 3 años me la voy a llevar como los gansitos Marinela en que cada vez que vea el mero chinguetas decirle: “Recueerdamee…”

Así pues doctorcita, con un chingo y dos montones de ansias, espero una vez resuelto mi caso, me conteste en forma rápida y oportuna en este mismo periódico “El Clarín” en la próxima edición. Tenkius.

Atentamente

Ché Lariega y Durazno.

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