Policiacas

Recrudecen castigos contra narcotráfico

Sari Howitz The Washington Post

El Procurador General Jeff Sessions incluyó a Steven H. Cook, un ex policía que fue fiscal federal en Tennessee, en su esfera cercana en el Departamento de Justicia como uno de sus principales colaboradores para revertir las políticas de justicia penal de Obama y el ex procurador general Eric Holder Jr., quienes redujeron sentencias a cientos de narcos.

Sessions aún no ha anunciado cambios específicos en las políticas, pero la presencia de Cook dice muchísimo sobre el rumbo del Departamento de Justicia.

Funcionarios señalan que Sessions y Cook preparan un plan destinado a ejercer acciones penales en más casos de drogas y armas y en pedir sentencias mínimas obligatorias.

Ambos se encuentran ansiosos por retomar la estrategia nacional contra la delincuencia implementada en las décadas de 1980 y 1990, el punto máximo de la “guerra contra las drogas”, enfoque que se ha ido abandonando en años recientes conforme las minorías combatían los efectos del encarcelamiento masivo.

Aunque los delitos se hallan en niveles históricamente bajos, Sessions considera que el incremento de homicidios en varias ciudades indica una “peligrosa nueva tendencia” y pide mano dura.

Quienes abogan por la reforma en la justicia penal argumentan que Sessions y Cook están tomando la dirección equivocada reimplementando una estrategia que destruyó familias y envió por drogas a la cárcel durante largas sentencias a infractores de bajo nivel, que en forma desproporcionada son ciudadanos de grupos minoritarios. Pero Cook se considera un subprocurador federal que lleva años intentando proteger zonas habitacionales asoladas por la delincuencia.

La instancia a cargo de Cook ha añadido cargos por armas a efecto de alargar más las sentencias, popular herramienta para conseguir los castigos por el mayor tiempo posible.

Cook y Sessions se han opuesto incluso a los vientos de cambio en el Capitolio, donde recientemente un grupo bipartidis-ta de legisladores intentó sin éxito que se aprobara la primera iniciativa significativa de justicia penal en décadas. Dicha propuesta hubiera reducido algunas de las sentencias mínimas obligatorias en los delitos sobre armas y drogas. Hubiera otorgado también mayor flexibilidad a los jueces al emitir sentencias de drogas.

“Sessions fue la razón principal de que no se promulgara el proyecto de ley”, dijo Inimai Chettiar, director del Programa de Justicia en el Centro Brennan para la Justicia. Ahora que es procurador general Sessions ha dado indicios de una nue-va dirección. Como primer paso, el mes pasado indicó a través de un memorándum a sus fiscales empezar a utilizar “todas las herramientas en nuestra posesión” -terminología en referencia a las estrategias de la guerra contra las drogas en donde se incluía aumentar los cargos a fin de extender las sentencias.

Sessions pronto nombró a Cook como funcionario de alto ni-vel en el equipo especial del procurador especial destinado a la reducción de la delincuencia y a la seguridad pública, el cual se creó a raíz de la orden ejecutiva girada por Trump para abordar lo que el presidente ha calificado como “carnicería estadounidense”. “Si alguna leve esperanza quedaba en la reforma de las sentencias” el nombramiento de Cook aca-bó con ella, dijo Kevin Ring, presidente de Familias contra los Mínimos Obligatorios. “Simplemente no existe suficiente maquinaria para construir todas las cárceles que harían falta a fin de implementar la visión que Steven Cook tiene para Estados Unidos”.

Se espera asimismo que Sessions asuma una postura más estricta en lo relacionado con los castigos por consumir y distribuir mariguana. Su equipo especial revisará las actuales políticas sobre la mariguana, de acuerdo con el memorándum que Sessions dirigió la semana pasada a los fiscales.

A nivel federal consumir y distribuir mariguana es ilegal.
En su intento por aplicar nuevamente las prácticas de la guerra contra las drogas, aún se desconoce lo que el funcionario hará en torno a la ola de estados que han legalizado en años recientes la mariguana. Pero en cada discurso parece endure-cerse su retórica contra la droga. En Richmond, despertó dudas sobre la mariguana de uso medicinal y dijo que “se le ha dado vuelo, quizá demasiado”.

Los colaboradores de Sessions enfatizan que el procurador general no quiere cambiar drásticamente todos los aspectos de las políticas de la justicia penal. “No estamos eliminando porque sí todo lo que se ha hecho antes de nosotros”, dijo Robyn Thiemman, de la Oficina de Políticas Legales, quien colabora con Cook. “El procurador general reconoce que existe buen trabajo”.

No obstante, los comentarios que Sessions ha hecho revelan que su fascinación con una era previa de combate a la delincuencia continúa. Durante su discurso en Richmond, dijo “psicológica, política, moralmente, necesitamos decir -como la hacía Nancy Reagan- “Nada más digan no”.

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